jueves, 31 de mayo de 2007

EDITORIAL: De puente a puente...

El pasado 30 de abril comenzaron las obras de demolición del puente Bessón. Y desde entonces, la pregunta que aún flota en el ambiente es: ¿campaña electoral? Resulta un poco chocante, por no decir bastante, que en plena campaña electoral a nuestro alcalde se le ocurra un nuevo proyecto de modernización. Nadie, salvo su equipo de Gobierno, sabía de la existencia de tal medida, y, según la celeridad con la que se han sucedido los acontecimientos, se destapan toda clase de dudas entre los burgaleses. Pero ¿sus consecuencias han sido las esperadas? ¿Responden los ciudadanos tal y como nuestro alcalde esperaba? Una medida así, de modernización, no siempre agrada, ya que las consecuencias que acarrea afectan a muchos de los habitantes de esta ciudad.
La novedad que más llama la atención es la creación de dos carriles para el tráfico de vehículos. Habiendo otros puentes, y dados los escasos atascos originados por la circulación, parece que es una medida excesiva. No sólo quedará deslucido y en un segundo plano el Palacio de Justicia, sino que aumentará, seguro, la contaminación acústica en la zona. Por no hablar de la polución, que afectará a la fachada de tan emblemático edificio, ennegreciéndola. El puente Bessón era una de las zonas preferidas por los jubilados para relajarse un rato y sentarse a dar de comer a los patos. Cuando el nuevo puente esté acabado, ¿dónde irán? ¿Habrá patos o habrán huido lejos de la contaminación y del infernal ruido?
Otro aspecto del que se escuchan bastantes quejas es la proximidad del instituto Cardenal López de Mendoza. Tal y como pasan actualmente por el puente los jóvenes, corriendo porque llegan tarde o distraídos en sus conversaciones, no hay ningún peligro de accidente, ya que se trata de un acceso peatonal. Cabe esperar que se tomen todas las medidas de seguridad necesarias para evitar accidente.
Quizá la cuestión a la que menos importancia se le ha dado es el interés histórico del puente. Casi dos siglos de antigüedad han hecho del Bessón uno de los puentes más emblemáticos de la ciudad, no sólo por su situación geográfica, sino por su entrañable presencia. Parece mentira que después de haber resistido a una guerra civil, sea la vanguardia la que gane el pulso y se marque una victoria.
Muchas son las preguntas y muy pocas las respuestas. Solo cabe esperar al 20 de junio, en primer lugar, para maravillarnos o quizá horrorizarnos con el nuevo diseño. Y en segundo lugar, será cuando finalice su construcción, prevista para la próxima primavera, y podamos evaluar verazmente los hechos, cuando podamos comprobar si se cumplen o no las hipótesis que todos los burgaleses están haciendo en su quiniela particular.
Por el momento, dicho proyecto parece no haber afectado a la victoria del PP en Burgos, ya que los ciudadanos han vuelto a confiarle la alcaldía al señor Aparicio. Sin embargo, tiempo al tiempo. Veremos si ha sido acertada su elección, o por el contrario caerá en saco roto.

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